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lunes, 26 de abril de 2010

La brisa del mar


Salida del instituto, neuronas de siesta, sentidos a la bartola, estudio de más anoche, y, por regla de tres, horas de sueño que se apilan y amontonan como libros en blanco, esperando a una pluma ausente y a sus grafías, sus historias... A un loco y agotado escritor que no encuentra inspiración dentro de su poco tiempo libre.


Me abro paso, como de costumbre, atravesando la puerta principal asido a la mochila de un vecino para tomar así el desvío correcto (dirección: "mi barrio") en aquella rotonda sin fin, bucle de destinos, remolino de gente, tabaco y sudor que nace a borbotones, de lunes a viernes, a las dos del mediodía.
Como es habitual, siempre hay algún contrario o despistado que trata de volver a entrar en plena revolución, y otros tantos, pacientes, que aguardan la llegada de sus acompañantes, y a los que, sin remedio, todos los estudiantes de todos los centros aprendemos a esquivar con mayor o menor habilidad, por lo menos en el mio; calle angosta, acera vallada, puerta estrecha, muchos impacientes y demasiado entusiasmo son los ingredientes necesarios para cocinar tanto barullo (sin duda la falta de paciencia es el gran bistec, lo demás son salsas y condimentos).

En la lucha con el calor del regreso, y el cansancio de otra jornada lectiva más, abro la puerta de casa y suelto mi "preciada carga con asas" al lado del baúl de la entrada y, arrastrando los pies con aire somnoliento, me desplomo en el sofá, como caído del entresuelo.
Mayo,... Al que siempre visualizo de la mano de Junio,... "El gran final" y luego... Un armonioso silencio...Con el que me gusta soñar despierto...

"Ya oigo los chapoteos de los más pequeños, ya veo sus iluminados ojos, sus flotadores de colores, sus carcajadas de asombro, de inocencia, de felicidad plena y despreocupada, mientras mueven sus pies torpe y frenéticamente. Son preciosos, no tengo instinto maternal pero siempre consiguen que esboce una sonrisa sin sentido, de complicidad, como si por un momento me viera a mi mismo haciendo gorgoritos, cerrando los ojos porque el cloro me molestaba, pero sin parar de dar palmadas, como tratando de correr sobre un liquido translúcido, inconscientemente familiar y acogedor.
Ya llegan las carreras, las ahogadillas, los dorados lunes al sol, amigos y amigas, despreocupación, césped recién cortado, toallas, "¡venga, unas cartas!", historias inolvidables, viajes a ninguna parte, bronceados, y, por que no, cuerpos torneados, tiempo para Todo, horas para Nada,..En resumen; una libertad algo menos condicionada... en cuanto a rutina y responsabilidades mundanas se refiere..."



~~Trovador de Sueños~~

viernes, 23 de abril de 2010

Guerra de dudas; el retorno del triste ermitaño





Los espejismos son reflejos, un trasluz de sentimientos, juegos del alma, necesidades, deseos...

Últimamente me encuentro desorientado, apaisado (si, como suena, más ancho que alto), atolondrado, como el típico peón de una partida de ajedrez que no se sabe situar, que ocupa espacio, pero no lugar, que come hacia atrás, que parece no importarle demasiado no jugar, sin ganas de avanzar, de combatir, luchar por su rey, por su reina... Por su reino, su libertad...
Todo parece muy muy grande, todo es muy muy distante, las palabras destempladas, la pereza, la desgana, las prisas, los exámenes, la ausencia de llamadas,... De sonrisas coloridas y abrazos perfumados, de besos de sabores y caricias de algodón... Todo parece gris y opaco, no huelo más que a libros, cafés y cigarros, la boca seca, los ojos sonámbulos, pesados,... Me pongo de puntillas, salto y extiendo mis brazos... el sol, su calor, no soy capaz de alcanzarlos, al igual que una escalera a mano, no me importa, no creo que fuera capaz de usarla; estos no me fío de mi equilibrio...


Paso, hierba, paso, paso, paso, arena, paso, paso, cordones desatados, paro, ato, sigo, flor, paso, paso, piedra, tropiezo-paso-paso, paso, paso, bordillo, paso, calzada, paso, paso, paso, sombra, paso, paso...

Y es que podría pasarme horas y horas sentado encima de mi encimera, mirando al vacío. Detrás de estas cuatro paredes hay un mundo que extraño, hay personas que añoro y amores que hacen daño. Soy tan indiscutiblemente cobarde que me escondo tras la doble ventana de mi habitación llorando amargamente el daño que me causas y el que me has causado. El tiempo se destiñe por el cauce de mi llanto, hileros de incomprensión mezclados con represión y melancolía, tan denso y espeso que mis penas flotan, incluso navegan, en vez de ahogarse por y para siempre.


Mira, una nueva bebida alcohólica; "¿Me pones un Pena y Sombra, por favor?"

Te amo, y deseo perdón y olvido. Más tarde te odio, te repelo; me das asco tú y las sierpes que se esconden tras tus bondadosos actos; buldero ruin que yo, lázaro de tus desdichas, inocente y confiado, trago y difundo tus engaños como si fueran bellos poemas, esperanzadores, ilusos y apaciguadores, mágicos versos, tan bien conjugados y engarzados, de mil y un quilates, que sus destellos hechizan y crean de la más remota nada la posibilidad, la oscura y remota posibilidad de que el cambio y la razón se pasasen por tu puerta durante mi ausencia, y el rencor dejase de ir de mi mano y de la de mis experiencias,... Es espantoso dormir a su lado... Está helado y huele mal (Lógico, solo se marcha cuando me baño, cuando consigo que algo de mi mal se sumerja y se ahogue... Cuando las fibras de mi ser alcanzan un mínimo de temperatura).


~~Minstrel of Dreams~~

domingo, 11 de abril de 2010

Retiro entre el bullicio


El mágico y viejo reloj, cada día a un compás, viste de sosiego el ajetreo de la estación de tren. Recortadas están sus manecillas por los recuerdos de la luz primaveral que tiñe ahora las nubes de tonos púrpuras mientras, poco a poco,el astro rey atardece de la mano de unos segundos de calma.


Me absorta este lugar, me engulle, me encanta rodearme de esa sensación de ingravidez tumbado en el primer banco vacío que encuentre, a las siete de la tarde.


El constante devenir de trenes y puertas automáticas, de pasos y pasajeros, de miradas perdidas, de vidas,... No es mas que un croma, un trasfondo en movimiento, que se diluye con tal solo cerrar los ojos, arropar a la retina, y desconectar...


Mi pelo se ondula al paso de la brisa; son los últimos suspiros de una semana que ya descansa aliviada y, en horas, le dará el relevo a la siguiente (El mundo entero suspira con ella, que ya no corre, solo pasea). Los mirlos picotean dando pequeños saltos cerca de mis pies, tomando cáscaras de pipas y alguna que otra migaja de pan que alguien se molestó en ofrecerles; puedo sentir como rozan el suelo con sus patas, arañando las baldosas de manera casi imperceptible mientras aletean y cantan delicadas, simples melodías, pero nítidas y bellas como ninguna.
Casi secundando a las aves un violinista dibuja largos trazos con su arco, como si tratara de desfilar los sonidos que desprenden las cuerdas de su instrumento; brochazos impresionistas, translúcidos, para que nuestra imaginación, y no nuestra mente, trate de interpretar, y no de descifrar, la historia que encierran sus notas.


El crepitar de las hojas de un árbol, danzante y esbelto al son del viento, invita acercarse al cobijo de su cándida sombra, cual llama acogedora. Amo este lugar porque me ayuda a olvidar que formo parte del mundo, olvido responsabilidades, deseos, remordimientos, pensamientos insustanciales... Pero sobretodo porque me ayuda a disfrutar, me aporta algo, un mero capricho, un regalo que, aunque perecedero, es precioso y eterno:

"Formar parte de algo tan frágil, como lo es el silencio..."

~~Minstrel of Dreams~~